Massa desesperado, lanza polémica medida

Sergio Massa está desesperado y eso se nota. Desesperado porque con una inflación del 8,4 mensual y una anual del 105%, el ministro está más para que lo rajen que otra cosa.

Durante el fin de semana, Massa estuvo reunido con su equipo de trabajo diseñando nuevas medidas tendientes a contener la inflación y fomentar el consumo.

De a poco durante este domingo se fueron conociendo algunas de estas medidas que dispuso Sergio Massa y todas son un manotazo de un ahogado.

Particularmente una de estas medidas es polémica y atenta directamente contra los empresarios y mayoristas, y es la que se relaciona con el hecho que el Mercado Central va a importar con la idea que las empresas bajen por ejemplo el precio de un producto al haber entrado en el mercado uno similar desde el exterior.

Concretamente Sergio Massa dispuso que el Mercado Central importe productos, con arancel cero, y los ofrezca sin intermediarios al público en general y a los comerciantes.

Se crearán fideicomisos público/privados para la compra alimentos. Desde el Palacio de Hacienda aseguran que “cada comercio de cercanía puede ser un cuotapartista aportando fondos para la compra centralizada generándose mejores precios de compra y eliminando la intermediación en la venta de dichos productos y los abusos de los distribuidores y las grandes empresas.

Este tipo de medidas ya se implementaron en el pasado y fracasaron, son absurdas y lejos de solucionar el problema, lo complican.

¿Que comerciante se animará a poner plata en un fideicomiso junto a sus competidores para comprar mercadería a unos pesos más baratos?

¿Importar productos con el fin que bajen los precios de eso mismos productos locales? ¿Le suena esto querido lector? ¿No lo escuchó antes?

Quienes peinan canas se acordarán los “pollos de Mazzorín”, Secretario de Comercio Interior durante el gobierno de Alfonsín, quien en 1988 importó 38 mil toneladas de pollo de Hungría para meterlos el mercado y que compitieran con el pollo local que estaba caro.

La jugada de Mazzorín fracasó y se armó una investigación por supuestos negociados y ni hablar que los pollos terminaron todos podridos en heladeras frigoríficas alquiladas.

“Patadas de ahogado”, dirían los abuelos, sobre esta clase de acciones, que además de desesperación muestran ineptitud en el manejo de la macroeconomía y una pobre comprensión de los mecanismos que rigen el libre mercado. Tratar de inundar el mercado con mercancía importada, intentando bajar los precios artificialmente mediante la manipulación de las tasas impositivas a la importación, no solo no es una medida sostenible, sino que atenta contra la iniciativa privada y en última instancia pone en riesgo miles de empleos.

No creemos que se pueda esperar más de un ministro incompetente, tecnócrata más interesado en aparentar ser el héroe con medidas populistas que solo resultan bien en el papel. Una economía sana, sólida, que apuntale el crecimiento de la nación con un sostenible desarrollo social, no pasa por acciones reconocidamente contraproducentes. Massa, podría decir misa, pero eso no lo convierte en sacerdote. Esto pasa cuando se colocan a políticos populistas a cargo de la economía de un país.

Hoy Sergio Massa en un acto de desesperación hace “La Gran Mazzorín” en una muestra más que ya no sabe que hacer para arreglar este lio.

“De la desesperación no sale nada bueno…” dicen las tías y las abuelas. Massa, totalmente desesperado, da un último manotazo de ahogado con la esperanza que los pollos húngaros, o vaya uno saber de que país, bajen el precio de los pollos argentinos.